El traje del astronauta es una metáfora de la piel, la piel como traje, el cuerpo como vehículo y como dispositivo de interacción con lo externo a nosotros.
En la ficción el astronauta trata de oler un diente de león, trata de soplarlo, pero no puede porque el traje le estorba, se convierte en una suerte de cárcel y al mismo tiempo en su única herramienta de contacto.
Las aves, las cartas y otros símbolos son referencias a las construcciones internas que tenemos y lo difícil de preservarlas sin cambios, teniendo que improvisar y adaptarse a lo incierto de lo nuevo.





