Es una escultura que funciona como tótem de sumisión, contiene 20 mirillas retro iluminadas con imágenes variadas de la violencia social.
El espectador – voyerista es seducido a mirar a través de los lentes, y obligado a arrodillarse, levantarse y agacharse para ver el contenido.
Obra conjunta con la Mtra. Jessica Carbajal, especialista en psicoanálisis freudiano.





